Pero lo curioso es la sintonía que existe entre nuestro cuerpo y la planta del Cannabis, rica en cannabinoides como el CBD (cannabidiol) que pueden ayudarnos a mantener las funciones normales de nuestro organismo. Así pues, ¿por qué no aprovechar esta fuente de salud que nos brinda la naturaleza?
A lo largo de los años se han desarrollado numerosos estudios de investigación sobre el efecto del CBD (Cannabidiol) en nuestro organismo, concretamente en nuestro sistema endocannabinoide y en el sistema nervioso.
Aunque la comunidad científica no cesa en su investigación, ya existen estudios donde se demuestra que los cannabinoides ayudan en general a la funcionalidad de nuestras neuronas, así como en la regeneración de nuestras células. Veamos a continuación el funcionamiento de estos cannabinoides y sus efectos en nuestro sistema nervioso.
Anatomía del sistema nervioso y el sistema endocannabinoide
Para entender mejor la relación entre los cannabinoides y nuestro sistema nervioso, cabe explicar algunos conceptos sobre el sistema nervioso.
Para empezar, el sistema nervioso humano se divide dos partes:
- Por un lado está Sistema Nervioso Central (SNC), constituído por encéfalo y la médula espinal.
- Y por otro el Sistema Nervioso Periférico (SNP) que está formado por nervios sensitivos que conectan el sistema central con los órganos, las extremidades y la piel. Éste es el responsable de transmitir la información sensorial y de regular funciones como la respiración, la presión arterial o la digestión.
Donde encontramos también una serie de rectores o neurotransmisores que componen el sistema endocannabinoide. Este sistema regula funciones fisiológicas de nuestro organismo, tales como la temperatura corporal, la frecuencia cardíaca o los niveles de glucosa.
En la década de los 90 se descubrieron los principales receptores endocannabinoides:
- Los receptores CB1 situados en el cerebro y responsables de procesos mentales y fisiológicos (memoria, procesos cognitivos, coordinación motora, apetito, percepción del dolor, etc.)
- Y los que se concentran en el sistema inmune y el sistema nervioso, llamados Receptores CB2.
Cuando estos receptores se activan, realizan diversas acciones que permiten regular nuestro organismo (homeostasis) para adaptarlo a los cambios, tanto internos como externos, como por ejemplo la de secreción de sudor para bajar enfriar la piel cuando tenemos calor.
Por lo tanto, nuestro cuerpo genera una serie de moléculas internamente (endocannabinoides), como la anandamida (N-araquidonoiletanolamida, AEA) o el 2-araquidonilglicerol (2-AG), presente en la propia leche materna.
Pero si el sistema endocannabinoide sufre alteraciones puede provocar disfunciones en nuestro sistema nervioso. Por ello, recurrir al un suministro externo de cannabinoides, como nuestros aceites de CBD, puede ayuda a regular nuestro sistema endocannabinoide.
Efectos beneficiosos del Cannabidiol (CBD) en el sistema nervioso
Una función importante de los cannabinoides es la producción de acetilcolina, una sustancia que funciona como neurotransmisor que favorece la activación de los músculos de forma natural durante el movimiento. Es decir, los cannabinoides funcionan como transmisores de estímulos que van de la médula a los músculos para así producir el movimiento del cuerpo. Es por ello que muchas investigaciones sobre el uso de CBD o cannabidiol dan muy buen resultado en la regulación de disfunciones tales como espasmos, epilepsia, parkinson, etc.
Por otro lado, investigaciones recientes han respaldado que el uso de cannabinoides ayuda a reducir la liberación de corticosterona, una hormona que segregamos en momentos de ansiedad o estrés provocando un estado hiperactivación en el sistema nervioso periférico. Por ello, recurrir al CBD o cannabidiol nos aporta un efecto calmante o relajante.
Por lo tanto, el uso de productos de CBD ayuda a regular nuestro propio sistema endocannabinoide y en consecuencia nuestro sistema nervioso, aportando numerosos beneficios para nuestra salud. Tales como aliviar el dolor, reducir una inflamación, fortalecer el sistema inmunológico o controlar los síntomas fisiológicos causados por el estrés, como el cambio de frecuencia respiratoria o la sudoración de manos.