Si la rigidez muscular es causada por un evento específico (por ejemplo, demasiado ejercicio), generalmente no se requiere un diagnóstico adicional. Si, por otro lado, estás luchando con tensión recurrente, debes buscar consejo médico, particularmente si experimentas movilidad limitada o adoptas una postura insalubre para aliviar el dolor.
Idealmente, un ortopedista da el diagnóstico y comienza tomando un historial clínico detallado. Entre otras cosas, el ortopedista pregunta sobre los síntomas, su gravedad y condiciones médicas subyacentes y obtiene una imagen general del estilo de vida del paciente. A la historia médica le sigue un examen físico para localizar los músculos afectados.
El ortopedista también puede verificar si hay puntos gatillo hipersensibles, los cuales pueden hacer que el dolor se extienda a otras regiones del cuerpo. Además, generalmente se requiere un examen exhaustivo de la postura, tanto de pie como caminando. Por ejemplo, los hombros encorvados se asocian con una postura encorvada, que causa tensión en los músculos del pecho, abdomen y cuello.
Si hay dudas, el ortopedista puede recurrir a técnicas de imagen como ultrasonido o rayos X.