Hay varias formas de tomar cristales de CBD. Para muchas personas, esta es una ventaja decisiva porque son fáciles de integrar en la vida cotidiana. Presentamos las tres formas más populares de tomar cristales de CBD para mostrarte lo versátiles que son.
Ingesta oral:
Probablemente la forma más fácil de tomarlos. Solo necesitas dejar que el polvo blanco se disuelva debajo de tu lengua. Idealmente, mantienes los cristales debajo de la lengua durante 30 a 60 segundos. Después de que el extracto se disuelva, entra en el torrente sanguíneo y despliega su efecto.
Fumar o vaporizar cristales de CBD:
En este caso, el cannabidiol entra en el cuerpo a través del vapor inhalado. Para vaporizar el extracto, puedes diluir los cristales en un líquido de CBD y luego disfrutarlo con un vaporizador de CBD. Por supuesto, también es posible combinar el extracto de CBD con líquidos ya mezclados.
También existe la opción de fumarlos como si fueran cogollos. Los cristales de CBD se pueden mezclar con tabaco para un cigarrillo relajante o fumarlos con una pipa de agua. Sin embargo, la combustión siempre libera sustancias tóxicas. Vaporizar es, por otro lado, menos perjudicial para la salud.
Disolver cristales de CBD en aceite:
Los cristales de CBD son ideales para producir sprays de CBD caseros, cápsulas de CBD y tabletas de CBD. Para hacerlo necesitarás un aceite portador. El MCT, el aceite de semilla de cáñamo y el aceite de oliva son especialmente populares. Los aceites de cáñamo con CBD suelen tener un contenido de CBD entre el 5% y el 20%. Algunos usuarios quieren probar dosis más altas, en cuyo caso tiene sentido producir los suyos propios.
Si quieres producir gotas de CBD para consumo privado, disuelve los cristales en el aceite portador de tu elección y colócalos en un baño de agua durante unos 10 minutos. El calor asegura una dilución óptima. Asegúrate de que el baño de agua no esté más caliente de 60°C.
La dosificación es simple: para 10 ml de aceite con un contenido de CBD del 10%, necesitarás 1 gramo de CBD puro.