Un historial médico detallado es el primer paso para determinar las posibles causas. Por un lado, el médico pregunta sobre enfermedades previas, uso de medicamentos, hábitos alimenticios, factores de estrés o si se toman medicinas.
Por otro lado, pregunta qué tan severo es el trastorno y si causa dolor. Si este es el caso, es crucial saber dónde se localiza el dolor, cuándo ocurrió por primera vez y si está relacionado con el consumo de alimentos o bebidas.
El último punto es crucial ya que, en algunas enfermedades como las úlceras gástricas, el dolor suele ocurrir aproximadamente dos horas después de comer. A este paso le sigue un examen físico, durante el cual el médico palpa e inspecciona el abdomen. Especialmente en casos de dolor agudo, la sensibilidad abdominal (cuando la presión causa dolor) puede ayudar a descartar posibles apendicitis. Además, a menudo se recurre a diagnósticos basados en equipos que pueden proporcionar información más precisa sobre las posibles causas.
El más común es probablemente la ecografía. Es rápida y sin riesgos y le da al médico una imagen aproximada del estado de los órganos afectados. La ecografía puede detectar úlceras estomacales, por ejemplo. Para obtener resultados más precisos, se procede a la endoscopia (gastroscopia).
Esto permite detectar gastritis o tumores, entre otras cosas. La gastroscopia también permite tomar muestras de tejido. Las muestras de heces, orina y sangre también pueden ser reveladoras.